Ojalá dominara el aire,
ojalá dominara el fuego,
para quemar cada ápice,
del dolor que llevo dentro.
Destruir cada lágrima,
fundirla como el hielo,
de ese corazón que me entregaste,
y acabó por derretir el sentimiento.
Mas solo soy cómplice del tiempo,
amante de las heridas,
que por estar a tu lado muero,
y estar sin ti me lastima.
¿Pero cuándo será la caída,
que conquiste parte de tu imperio?
¿Ya derribaste las murallas?
¿estoy a las puertas del reino?
Tal vez solo sea una simple sirvienta,
o estoy siguiendo las huellas del miedo,
a perder la mano que ante los estigmas,
alimentan cada día este sueño.
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