Estimo cada mirada que infunde,
lo que calla sin más tu boca,
sin decir nada emprendes el viaje,
a la conquista de mi alma más inocua.
Al margen de un sin fin de recuerdos,
que compartimos bajo el reflejo,
de una luna que guarda los momentos,
que ambas mantenemos en secreto.
Mudos son sin embargo nuestros te amos,
eternos serán nuestros silencios,
que no aclaman voces ni reclamos,
para guiar a un corazón que sin camino,
se dirige ciego por las huellas de tus manos.
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